Reto a Geminis~

Nombre del jugador: [Secret] (?)
Personaje: Apollo de Sagitario
Correo electrónico: ???@???.???
Petición de juez: Tautalo
Motivo del reto: Porque me tiene miedo

Hace diez minutos, antes de que se hicieran la una de la madrugada, un hombre avanzaba por los valles silenciosos del lugar cubierto por el cielo nocturno. El mismo estaba despejado y al carecer de luces la zona, las estrellas podrían apreciarse muy bien. Junto con la luna, serían la fuente de luz natural que inundaría el lugar en un tenue plateado que siempre tenía su mística atrapante. Luego de franquear el sitio, llegó a la zona de combate establecida previamente con su oponente, un santo dorado de Sagitario.

El hombre que se estaba acercando no era ni más ni menos que el caballero dorado de Géminis. Se le caracterizaba, en cuanto a la armadura, por el enorme casco con dos caras a cada lado que expresaban emociones completamente opuestas. El centro estaba oscuro, sin mostrar rostro alguno que pudiera exponer rasgos faciales. Aun así entre esa oscuridad llevaba una sonrisa. Aquella armadura tenía un brillo majestuoso natural, a causa de los materiales con los que estaba hecho que le protegían de duros ataques, golpes y claro, la fricción y rozamiento de la velocidad de la luz.

Los ojos azules del hombre de 1.80 metros de alto paseaban por el lugar, admiraba el sitio. Se imaginaba todo lo que allí pudo haber pasado y con ciertas pistas de estilo antropológico recreaba escenas en su memoria. Aquellas ruinas y arquitecturas deterioradas no sólo fueron testigos de batallas, sino también víctimas. Aunque con el evento próximo a ocurrir no estaba allí para admirar el entorno, sino para analizarlo a su favor. Sus sentidos estaban alerta por si algo ajeno interrumpía y dicho sea de paso, para saber si su oponente llegaba. Estaba armado de paciencia y dispuesto a esperarle.

Buenas noches. –saludó animado a Sagitario que sería su rival esta noche. El tiempo en los relojes, en aquella localidad, ya marcaba la una en punto de la madrugada. Thanar asintió con la cabeza para responder con aquel gesto a la pregunta que Apollo le había hecho. Estaba relajado, y no haría movimiento alguno porque necesitaba la energía vital de la cual dependía para las batallas contra sus pares. Sus pies se separaron un poco, quedando al nivel de sus propios hombros. Tenía los brazos a los lados de su cuerpo, a menos que hubiera un roce cuerpo a cuerpo, no iba a necesitarlos.-

Desde el interior de su físico envestido en la cloth dorada, empezó a expandirse una energía cálida que le llenaba su ser. Podía sentir su fluido como si recorriera sus venas, llenara sus pulmones y le diera energías a su corazón. Este evento traspasó los poros de su piel, emergiendo luego de cada pieza de la armadura dorada de Géminis. Así fue como desde la parte más baja de su cuerpo empezó a aparecer aquella neblina dorada. La misma se propagó en ascenso para cubrir su cuerpo y delinearlo con aquella aura dorada que dibujaba los bordes del caballero.

Fue así como sus cinco sentidos normales ya estando agudizados, habían mejorado en percepción gracias a la presencia de la cosmoenergía. La misma se elevó hasta el sexto sentido y estaba en camino al séptimo de necesitarlo. Thanar nunca subestimaba a sus camaradas, si eran caballeros dorados tenía que haber un motivo muy importante para ello. De la tenue luz que existía en el lugar, pasó a haber una iluminación de un dorado tan hermoso como el amanecer. Aquella luz se extendía en un radio de diez metros, en el cual Thanar estaba de pie en el medio.

La elevación cosmoenergética del santo dorado empezó a surtir sus efectos en el medio, no sólo por la iluminación. Sus cabellos blancos que caían sobre sus hombros y espaldas, irremediablemente empezaron a elevarse sin presencia de viento alguno. Lo mismo pasó con las pequeñas piedras y pedazos solidificados de tierra que había a su alrededor y estaban dentro de este campo. El poder de su cosmos no había parado de crecer, sino que seguía demostrando una suba constante.

- Hmhm… -reprimió una breve risa al oirle. Su postura se mantuvo inalterable mientras las cosmoenergías crecían poniendo más presión al ambiente que les rodeaba. Entre la oscuridad de su casco, sus ojos le miraban atentamente, notando como el arco se había posado hacia él, en la mano de Apollo. Analizaría cada detalle de lo que iba pasando a medida, por más pequeño que fuera. El arco estaba preparado, sólo le bastaría con crear su flecha y lanzársela a una increíble velocidad. No desearía un cruce de contraataques en el cual saliera herido, así que tuvo que pensar bien su movimiento.

El punto es que… No hubo movimiento, por lo menos no uno físico. Su cuerpo se quedó allí, de pie y tan atento como el de su antagonista a cada movimiento amenazador, incluso con los oídos puestos en la naturaleza. Aquella neblina dorada no paraba de crecer en constancia a tal punto que después de unos segundos ya había alcanzado del séptimo sentido. Al mismo tiempo que se dio este acontecimiento, se desencadenó otro: una fuerza invisible y sorpresiva barrería con una fuerza brutal a Apollo, en la zona del costado de sus piernas. Dicha fuerza vendría del lado derecho del santo de Sagitario –por lo que primero golpearía su pierna derecha-. Sin previo aviso y a una velocidad excepcional ejecutaría aquel ataque contra él.

Además de esto, estaría en una postura cómoda y de prevención por si Sagitario llegara a intentar atacarle y él tendría que estar preparado para una defensa o un próximo movimiento. Fue por eso que se quedó allí parado con calma y estático, donde lo único que se movía era el flujo de cosmos que no paraba de radiar hacia fuera de su cuerpo.