Reto a Escorpio.

Invitado

Nombre del jugador: Álvar.
Personaje: Táutalo de Tauro.
Correo electrónico: s.a.rol@hotmail.com
Petición de juez: Duhka de Virgo.
Motivo del reto: Me apetece medirme con el santo dorado de Escorpio por mero ocio. Ya que Libra aún no se hizo presente (al menos su ficha no está todavía), pues escogí a Escorpion, contra el cual creo que podré hacer un buen combate con mi personaje. Espero que acepte, si no, pues retaré a otro, jeje.

Invitado

Hola Tautalo!
Primero gracias por haberme escogido. Segundo, como habrás leido tengo unos inconvenientes con mi PC que no creo que se solucionen antes del Jueves. Una vez que la tenga funcionando te avisaré y tendremos el duelo!.
Nos vemos!
Cardo

Invitado

Virgo me avisó antes que tú de todo, y ahora con tu aviso en persona, estoy tranquilo. No pasa nada, en cuanto vengas, empezamos el combate ya aceptado. Entretanto, espero que no tengas inconveniente en que rete a otra persona, por la espera. Es lo bueno del Coliseo, puedes tener varias peleas a la vez, no hay historia que seguir. Suerte, cuídate.

Invitado

Bueno ahora que ambos estamos de regreso, acepto el reto.

Tema: Re: Reto a Escorpio. Sáb Jul 24, 2010 11:32 pm

Escorpio;

Pon las condiciones del combate y todo eso.

Invitado

Lo dejo a criterio del juez.

Tema: Re: Reto a Escorpio. Lun Jul 26, 2010 3:55 am

Coliseo de Combate. En medio de una tormenta de nieve con un metro de nieve ya en el suelo. Visibilidad practicamente nula. Tempratura 20 grados bajo cero. 3 am.

Empieza Escorpio.

Invitado

La nieve lo era todo. Cayendo en una tormenta magnifica y acumulándose en el suelo, era lo único que podía verse, lo que era lo mismo que decir que nada podía verse. El frío de la noche se combinaba con el frío del invierno logrando una temperatura verdaderamente polar. De hecho, esta descripción encajaría perfectamente con una descripcion de la Antártida, Groenlandia y Siberia pero no: El fenómeno climatológico ocurría en las cercanías del Coliseo.

En ese contexto, cubierto por una gruesa capa de piel de foca, una figura avanzaba algo encorvado con dificultad tomándose la cara con su mano derecha para protegerse del viento, mientras sus piernas se impulsaban en la densa nieve que cubría el suelo. El ánimo del hombre no era el mejor: detestaba el frío y hubiese preferido mil veces quedarse en junto al fuego tomando un chocolate caliente. Sin embargo si había algo que la figura no podía rechazar eso era una pelea, su honor y su orgullo, ambos grandes en esencia, se lo impedían. Había aceptado y cumpliría con su palabra sin importar cuanto frío, calor o porongas voladoras hubiese en el aire.

Cumbita de Escorpio era esa persona. Además de la capa, traía debajo de ella su armadura dorada en parte por precaución, en parte para no perder tiempo y en parte para no cagarse tanto de frío. Su pelo largo se había endurecido por el viento y sus mocos se congelaban tras deslizarse de sus fosas nasales. Pronto llegó al lugar convenido, o más bien eso supuso porque no veía nada, pero podía percibir otra presencia aproximándose.

Invitado

** Una fuerte brisa invernal azota el horizonte del Coliseo, encubriendo a una figura que se acerca lentamente; una figura oscura debido a la poca luz que por naturaleza hay en la noche, sumado al clima norteño que curiosamente hay en tal lugar. Poco a poco se puede ir apreciando que esa figura pertenece a un hombre de gran tamaño, dos metros y medio aproximadamente, y una gran complexión física por la cual pesa alrededor de 150 kilogramos. Además de esta apreciación, lo más destacado es su atuendo, un abrigo que le cubre hasta los tobillos, con piel de toro por dentro (cuero) revestido de abundante lana. Este atuendo le da un toque elegante y noble al hombre, que también lleva un casco sobre la cabeza de color oro, con dos astas de toro salidas de sus sienes y apuntando al cielo. Nada más, a simple vista,e s apreciable en él, puesto que su calzado está cubierto por la nieve, la cual llega hasta por encima de las rodillas del caballero. Un metro de nieve había ya de por sí, un metro que pareciera no ser nada ante tal coloso hombre.
La nieve sigue precicipándose hacia el suelo en violenta actitud, y el frío no cesa; frío que no parece afectar tanto a este hombre como al caballero de Escorpio, en parte porque este ya identificado (por su casco) como el caballero de Tauro nació y se crió en Burgos; también por su gran peso y complexión resistente y fuerte, así como el gran abrigo que porta. 20 grados bajo cero es una temperatura de sumo frío, pero lo único que hace pensar que Tauro puede tenerlo es el estar cruzado de brazos con el abrigo sobre él, tapándolo bien.
A buena distancia de seguridad se mantiene separado de su compañero atheniense, a bastantes metros; suficientes para poder verle.

- ¿Tanto frío tienes, caballero? Podemos dejarlo para cuando sea verano si quieres, ja ja. -

Se jacta de la actitud de Escorpio, endeble a su parecer, mas no con burla en demasía; más bien como para caldear el ambiente con el humor. Allí ya estaba el caballero de la segunda casa zodiacal, dispuesto a enfrentarse al de la 8ª. **

Tema: Re: Reto a Escorpio. Sáb Jul 31, 2010 1:03 am

Escorpio pierde el turno.

Invitado

** Los ojos del caballero se cierran para concentrarse, visualizando en su mente un gran vacío oscuro que deja su mente en blanco. Pronto su energía respondería ante su iniciada concentración, empezando a emanar un aura dorada desde su piel, sobrepasando la armadura. El abrigo de piel que lleva encima se balancea levemente, como si una suave brisa emergiera de su interior. La nieve que abarca sus piernas comienza, por efecto de esta elevación energética que sale a la luz, a esparcirse en círculos, dejando un hueco de medio metro alrededor de Táutalo, que le posibilita así una estancia mejor en su posición. Al igual que la nieve ya estacionada, la nieve que cae y queda aún por estacionar, en pleno aire, empieza a arremolinarse a su alrededor, como si fuera el epicentro de un pequeño y no violento tornado de nieve que formaliza un sonido relajante, al menos para los oídos del caballero dorado de Tauro, que sigue con los ojos cerrados, perfeccionando su atención en el entorno por medio del sentido del oído y del sentir por su cosmoenergía almacenado, concentrada y elevada. Ningún frío siente su piel por el calor que le propicia su cosmos, además de la naturaleza resistente de su complexión corpulenta, y por ello estaría en un estado de pleno relax, preparado con la mente en blanco de actuar inmediaamente ante cualquier circunstancia. Además, la capa de nieve que se eleva bordeando su fisonomía tapa visualmente la silueta de Tauro, la cual queda distorsionada por ello. Un destello dorado repentinamente sale hacia la izquierda entre la pesada caída de nieve, replegándose el tornado de nieve en mayor tamaño, pero como si se estuviera suavizando. La misma silueta queda dentro de aquella acumulación resaltada de nieve en movimiento permanente, mas el destello dorado salido a la izquierda se llevó consigo todo el esplendor; esplendor cósmico que al instante se apaga, como si se incubriera dentro del cuerpo del caballero, almacenándose inofensivamente, pero preparado para usarse en cualquier instante. Así pues, el caballero de Escorpio vería la silueta de Tauro sin detalles y cubierta por la tormenta de nieve, mientras que el cosmos viajaba a la izquierda... **

Invitado

Cumbita no contestó a la provocación de su compañero de armas sino que por el contrario se limitó a abrir bien sus ojos y dar lugar al flujo de su poder. El Santo de Escorpio ubicó su brazo izquierdo frente a su pecho de manera de que éste formaba un ángulo de noventa grados con el ante brazo. Su brazo derecho mientras tanto lo extendió completamente hacia su derecha, inclinándolo hacia abajo, de manera tal de que siguiera siendo cubierto por su abrigo. La concentración que poco a poco adquiría Cumbita era en detrimento del frio, pues cada milésima de segundo que pasaba significaba un aumento considerable en el cosmos del caballero y, a su vez, la elevación de su propia temperatura corporal. De hecho, el calor que empezaba a emanar hacía que el caballero sintiese como la nieve que estaba en derredor suyo pasase de un estado semi solido a un estado completamente liquido. Sus ojos verdes brillaban cada vez más producto de su concentración, asemejándose a aquellos faros que en las más crudas tempestades orientan a los barcos a buen puerto. Al mismo tiempo, la uña de su dedo índice derecho se tornaba color carmesí y empezaba a brillar, aunque nadie podría percibirlo pues el grueso del abrigo de Cumbita impedía que alguien viera más que el rostro del santo dorado. Pasados unos segundos ya no quedaba rastro alguno del frio que tanto odiaba Cumbita, pues en su lugar se hallaba ese tan hermoso calor que invadía al guerrero momentos antes de la batalla y lo motivaba a dar lo mejor de sí. Además, la nieve que caía en forma de tormenta, al acercarse a Cumbita y al aura dorada que ya formaba parte de él, se derretía y evaporaba antes de tocar su cuerpo, por lo que pronto al aura dorada del caballero también lo cubrió una densa capa de vapor que prácticamente lo camuflaría a la perfección en tal ambiente. El cosmos de Cumbita de Escorpio se tornaba cada vez más agresivo.

Invitado

** La ventisca de nieve potenciada por el cosmos intensificado por el caballero de Tauro iba decreciendo en violencia, disipándose en el aire en forma de una espesa niebla. La mala visualización del cuerpo de Cumbita ante su posición también tras la nieve en precipitaciones con el logro de su cosmos no impide al caballero de Tauro poder sentirlo y, por ende, poder ir a su paradero fácilmente. Mas, por el contrario, el caballero de Escorpio podría tener más dificultades en sentir a Tauro, debido a que el cosmos expandido que se encontraba en frente suya y que es epicentro de aquel tornado de nieve es solamente eso, cosmos. El caballero de Tauro había salido en aquel destello dorado al este (su izquierda), ocultándose entre la ventisca y en el cosmos "apagado" en pasividad. Así pues, un ataque sorpresa sería dado desde el flanco derecho de Escorpio, en línea recta hacia su torso. La gran mole que porta aquel abrigo de piel, que le sirve de camuflaje igualmente ante el lugar, que ahora posee una niebla que obstaculiza la visión, se lanza contra su cuerpo en un placaje directo a una velocidad insuperable (luz), sin dar señales de cosmos, sin hacer ruido al caminar, debido a que su lanzamiento en placaje es en un salto a ras de suelo y directo. La parte del cuerpo que va a golpear al caballero Cumbita es la cabeza, donde residen dos grandes y puntiagudas astas de toro que podrían dañar la armadura ajena (de llevarla), al ser un choque "armadura contra armadura", con el peso del choque por parte de Tauro; y esta zona citada sería a altura de su torso, por el costillar, con un golpeado ascendente que fácilmente podría partir costillas, cual jabalí. Y sería, justamente en el instante del golpeo, cuando un aura dorada emanaría de su interior, como si el cosmos apagada despertara repentinamente, rodeando su cuerpo de nuevo en un resplandor dorado y cegador (por tal cercanía), predispuesto a expandirse futuramente ante cualquier situación a ser usado. **

Invitado

Cumbita sintió como la presencia de Tauro se disipaba, lo cual junto con la escasa visibilidad hacía que para el Caballero de Escorpio fuera muy dificil calcular la presencia de su contrincante. Teniendo en cuenta eso, Cumbita no iba a arriesgarse a quedarse parado en el mismo lugar. El calor que emanaba y corría por su cuerpo le permitió facilmente realizar un movimiento busco y ponerse en marcha a la velocidad de la luz, zigzagueando con gran amplitud hacia donde supuestamente estaba su enemigo. La velocidad de sus movimientos fueron la causa de que su capa se desprendiera de su cuerpo, dejando no sólo la armadura al descubierto sino también a la uña que emanaba un color carmesí cada vez más intenso. Fue de hecho una suerte que su capa se desprendiera, pues eso le dio a Cumbita mucha más libertad de acción para que, a medida que zigzagueaba a una velocidad impresionante, concentrara aún más su cosmoenergía en su uña carmesí. La misma, rebosante de energía, no tardó ni una milésima de segundo más en expedir a la velocidad de la luz una serie de veinticinco agujas escarlata que surcaron la tormenta blanca como si estuvieran en una pradera sin una pizca de viento. Las agujas escarlata no tenían un objetivo definido: Todas viajaban a media altura, lanzadas a discreción y orientadas a impactar contra el estómago de un hombre de las proporciones de Tauro en caso de que se toparán con su cuerpo. Mientras tanto el Santo de Escorpio seguía moviéndose y acumulando poder, intentando evitar ser facilmente localizado por su oponente.

Invitado

** Algunas de las Aguja Escarlata lanzadas por Escorpio viajan a la nada, perdiéndose entre la nieve que se precipita contra el suelo; otras sí logran impactar en algo, en lo que parece ser el caballero de Tauro ante sus grandes dimensiones, entre la espesa niebla y la gran caída de agua congelada, mas enseguida podría denotarse qué ocurre: aquel objeto alcanzado por algunas agujas es el abrigo de Tauro, dejado al libre albedrío sobre la ventisca, y que por un instante imitaba su figura en rigidez, pero que enseguida se dobló por el viento fuerte y la caída de nieve, así como por la secundaria llegada de algunas agujas contra el objeto, el cual, tras todo esto, quedaría extendido sobre el suelo, perdido entre la nieve. Y perdido está también el Caballero de Tauro que se deslizaría por detrás de Cumbita ante su fallada estrategia, pero mantenida, pues aunque la niebla oculta su cuerpo visualmente, puede sentir el cosmos lanzado por Cumbita (la Aguja Escarlata), que además resaltó, levemente, entre el clima, pues un rojo carmesí no se camufla en un paisaje blanco. Así pues, con esta identificación de posición, el caballero de Tauro se lanzaría de lleno nuevamente en un placaje, ahora por su lateral izquierdo, impulsándose a la velocidad de la luz con la cabeza inclinada hacia su costillar y los brazos abiertos a los lados en rectilínea pose. Tal es la velocidad que lleva que hasta la nieve que cae del cielo queda suspendida en el aire en el trayecto, y la nieve esparcida por el suelo se expande a los lados; algo inapreciable al instante, por tal velocidad, pero que más tarde podría verse. Y es esta misma velocidad la que proporciona una duplicación de fuerza al colosal placaje cuya base son los cuernos de su casco dorado.

Difícilmente visible para Cumbita al no mantener el cosmos afuera el caballero de Tauro, sino escondido e inofensivo, así como el lugar por donde ataca, por su izquierza en la diagonal de su espalda, y con la estrategia de haber hecho pensar a Escorpio que su Aguja impactó contra él, cuando se trataba de su abrigo; acto en el cual este placaje sería acontecido. **

Tema: Re: Reto a Escorpio. Vie Ago 20, 2010 2:07 pm

Empate.